RESTAURACIÓN DE LA MONARQUÍA. ALFONSO XII LLEGA A BARCELONA (9 ENERO 1875)

            Tras la salida de España de Isabel II y el agitado período que supuso el reinado de Amadeo de Saboya y la Primera República Española, el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Campos, mediante un pronunciamiento militar, restableció la monarquía borbónica en Alfonso, hijo de Isabel II, que reinó con el nombre de Alfonso XII. Este aceptó el nombramiento y, como se hallaba en el exilio, viajó en seguida a España, arribando el día 9 de enero de 1875 al puerto de Barcelona.

            Alfonso XII había nacido en Madrid, en el Palacio Real, el 28 de septiembre de 1857 (y el rumor siempre apuntó, dada la promiscuidad de la Reina y el marcado amaneramiento y aparente homosexualidad de su padre, a que en realidad era hijo de un capitán de ingenieros).  La salida de España junto a su madre le supuso viajar por Europa y conocer otros ambientes políticos y culturales.
            En esa situación, tras la abdicación de su madre, Antonio Cánovas del Castillo, líder del Partido Liberal-Conservador, decide llevar a cabo la restauración borbónica con su vuelta a España. Para ello inicia dos acciones complementarias: por una parte, contacta con Alfonso para hacerle llegar su propuesta y, por otra, promete a la clase política y al pueblo español que, dada su preparación, no caería en los modos y maneras del reinado de Isabel II. 

            Isabel II había salido de España el 30 de septiembre de 1868, después de ser derrotadas las fuerzas que le eran leales junto a Córdoba.
            Tras un gobierno provisional, en febrero de 1869 se reunieron las Cortes que aprobaron una nueva Constitución, promulgada el 6 de junio de ese mismo año, que mantenía a la monarquía como forma de gobierno de España. Pero, descartada la vuelta de los Borbones, se impuso la búsqueda de un rey. Varias fueron las candidaturas hasta que al fin aceptó Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia, que, aceptado por las Cortes, llegó a España en diciembre de 1869.
            Amadeo de Saboya dimitió el 11 de febrero de 1873, con una proclama en que la que lamentaba la “constante lucha” que vive España.
            El mismo día de su abdicación el Congreso y el Senado, en Asamblea Nacional, proclamaron la República por 258 votos contra 32, que estuvo vigente hasta el 29 de diciembre de 1874, hasta el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto a favor de la restablecimiento en el trono de la monarquía borbónica, a lo que el gobierno no se opuso en ningún caso. El hacedor de esta acción política había sido Antonio Cánovas del Castillo (que por cierto nunca fue partidario del procedimiento de un pronunciamiento militar  para la restauración).
            Mientras, Isabel II había abdicado el derecho al trono en su hijo Alfonso; se habían creado multitud de cantones por todo el territorio; y se había producido el asalto a las Cortes por el general Pavía el 3 de enero de ese mismo año de 1874 (que muchos consideran en realidad el final de la República).