Independientemente de otras tareas políticas internas, el motivo más
relevante por el que ha pasado a la historia fue por haber promovido la “Iglesia
anglicana”, alejándose de la obediencia a Roma y al papa.
Más popularmente es conocido por haber tenidos hasta seis esposas pero
sería una frivolidad achacar esta situación conyugal sólo como consecuencia de
su lascivia. La sucesión de matrimonios está vinculada, entre otros motivos, a
los problemas sucesorios,
el medio para asegurar de manera
pacífica la herencia y la razón de
Estado; el alejamiento de Roma, dominada por la corrupción del momento; y de la
Europa que venía capitaneando durante mucho tiempo Francia; o el absolutismo de los monarcas. Y también hay
que tener presente el carácter de instrumento político que en aquella época
suponían los matrimonios reales.
Su quinta esposa, Catalina Howard, tenía dieciocho años
cuando casó en 1540 con el rey que, en ese momento, ya alcanzaba casi los 50.
De todas maneras, a pesar de la edad, educada por su
abuela, que regentaba una casa de huéspedes y recibía a numerosos visitantes, Catalina
pronto se había visto envuelta en los enredos amorosos existentes en la casa. A
los 12 años ya inicio un romance con su profesor de música y, a partir de ese
momento, fueron varios los amantes que tuvo. Hasta que consiguió el empleo de
dama de compañía de Ana de Cleves, esposa del rey.
Anulado el matrimonio
con Ana, al ser una adolescente atractiva, Catalina captó la atención del rey
con la que se casó. Enrique, viejo y obeso, que desconocía su pasado y la
consideraba una reina joven y virtuosa, la llenó de joyas y otros regalos
extremadamente caros. Pero, a pesar de todas estas riquezas, Catalina encontró
que su matrimonio no le satisfacía. Le desagradaba el cuerpo de su esposo y
buscaba entretenimientos amorosos en cualquier parte.
Así inició varios
romances que dieron origen a multitud de rumores en la corte pero el rey no
quiso creerlo hasta que las evidencias fueron demasiado claras para negar la
situación. Fue acusada de adulterio que, en el caso de la reina, significaba
traición.
El caso llegó al
parlamento y fue condenada a muerte. Se cuenta que la noche anterior a su
ejecución pasó horas practicando cómo colocar su cabeza sobre el cadalso. Llegó
allí con dignidad, aunque se la veía pálida y aterrorizada. Antes de morir,
pidió perdón a su familia y rezó por la salvación de su alma.
Catalina de Aragón, su
primera esposa, era la hija menor de los Reyes Católicos y casó con ella el rey
Enrique después de haber enviudado de su hermano mayor, Arturo, con quien había
estado casada. Catalina le dio una niña, María Tudor casada con el rey español
Felipe II.
Además y después de Catalina, el rey
Enrique tuvo otras cinco esposas. Ana Bolena (que fue madre de la que sería
Isabel I), decapitada bajo acusación de los delitos de adulterio, incesto y
traición, de los que la mayoría de historiadores la consideran inocente; la tercera, Jane Seymour, por la que se
sintió atraído cuando era dama de la reina Ana Bolena y que fue madre del único
hijo varón –después Eduardo VI-, que murió a los pocos días del parto; Ana von
Kleves fue la cuarta esposa durante sólo seis meses. Fue un intento de arreglo político con los líderes
protestantes de Alemania y la conoció a través de un retrato, que resultó
engañoso y que le costó la vida al Primer Ministro. Se divorciaron en seguida
declarando que el matrimonio no había sido consumado y ella se quedó a vivir en
Inglaterra donde murió; la sexta, tras Carolina Howard, fue Catalina Parr, que cuando
casó con el rey ya lo había estado dos veces más y que, tras la muerte del rey,
volvió a contraer matrimonio y murió de un sobreparto: ha pasado a la historia
como la reina de Inglaterra que estuvo casada más veces, ya que tuvo cuatro
maridos en total, de los cuales Enrique VIII fue el tercero.