LOPE DE AGUIRRE
"El
intento de desertar de Pedrarias me parece la prueba definitiva de que para mí
todo ha terminado. Por aquí ya no quedan más que Espínola, que se irá en
cualquier momento y con cualquier excusa, y unos cuantos cabrones e hijos de
puta cuya cobardía les tiene tan atemorizados que prefieren agarrarse a sus
sueños, aun sabiendo que son falsos, antes que atreverse a salir por la puerta
sin saber lo que les pueda pasar.
Aquí lo que ha pasado con
todo esto del negocio de las Indias es que sólo ha venido gente de baja rahez,
sinvergüenzas de todo tipo y mequetrefes del tres al cuarto. Y luego la caterva
de oidores, frailes, obispos, virreyes, gobernadores, letrados y procuradores
que tienen detenido todo este asunto. Que ya se lo decía yo al rey de las
Españas en la carta que le escribí, que para cristiano el primero yo, que ya
hubiera matado a todos los luteranos que andan por la corte, y mis marañones
que mantenemos todo lo que predica la Santa Madre Iglesia de Roma y estamos
dispuestos a recibir el martirio por los mandamientos. Y no esos frailes que no
quieren enterrar a ningún indio pobre y tienen los mejores repartimientos del
Perú y la vida que llevan es áspera y trabajosa porque cada uno de ellos tiene
por penitencia en sus cocinas una docena de mozas y no muy viejas y otros
tantos muchachos que les van a pescar, a matar perdices y a traer frutas y
luego venden los Sacramentos de la iglesia por dinero y son enemigos de los
pobres, incaritativos, ambiciosos, glotones y soberbios, de manera que por
mínimo que sea el fraile pretende mandar y gobernar todas estas tierras. Y no
digamos nada de los oidores que por saber cuatro gramáticas tiene cada uno
cuatro mil pesos de salario y ocho mil de gastos y al cabo de tres años, ha
ahorrado cada uno sesenta mil pesos y además herencias y posesiones. Y dicen
sin ninguna vergüenza eso de a tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo.
Y además quieren que de rodillas les adoremos como si fuesen el mismo
Nabucodonosor.
Eso mismo fue lo que le
pasó al de Ursúa. Venga exhibirse con la puta de doña Inés para darnos envidia
a nosotros, y además siempre ocupado en papeles y escritos en lugar de ponerse
el primero en el combate, que las letras sólo hacen esclavos, y lo digo yo que
soy hijodalgo y de una cuna todo limpia de sangre. Y por eso después de
mandarle matar, al llegar a la isla Margarita mis hombres gritaban libertad,
libertad, Lope de Aguirre, como debe ser, que yo les hice libres aunque algunos
traidores ya estaban mascullando la forma de marcharse. Y no tuvieron la valentía
como yo, de firmar como traidores cuando escribimos explicando el desgobierno
del de Ursúa y los motivos por los que tuvimos que matarlo.
Claro que la culpa de todo
la tiene el rey del que yo y mis marañones hace tiempo que nos desnaturalizamos
y elegimos el nuestro, y tengo por cierto que van muy pocos reyes al infierno
porque son muy pocos, que si fueran muchos, ninguno iría al cielo porque allí
serían peores que Lucifer, por la ambición y el hambre de hartarse de sangre
humana. Que eso también se lo dije yo al rey Felipe en la carta que le escribí.
Y todas esas cosas que hace, me fastidian tanto que hasta a los reyes de los
naipes me apetece pisar. Y por eso nunca me fié de don Fernando aunque yo lo
puse de rey porque en seguida se lo creyó y desde entonces ni peleaba, sólo dar
órdenes desde su tienda. Y así no tuve más remedio que matarlo.
Ahora sé que todo está
terminado porque los cuatro cabrones que quedan y yo estamos rodeados, sin
comida y sin apenas armas, que todas se las han llevado los traidores que
estaban conmigo. Y eso que mi intuición ha eliminado a unos pocos porque en
cuanto los veía solos mascullando maldiciones o demasiado juntos ya me daba
cuenta de que estaban tramando alguna traición y en seguida los mandaba matar.
Que ya le había dicho yo al rey Felipe que como me quisieron matar, yo maté al
nuevo rey y al capitán de su guardia y teniente general y a cuatro capitanes y
a su mayordomo y a un capellán, clérigo de misa y a una mujer de la liga contra
mí y a un comendador de Rodas y a un almirante y dos alféreces y a otros cinco
o seis aliados suyos. Que por esas cosas sé que me llaman loco pero ha sido una
excusa porque les fastidiaba que descubriera sus intenciones. Y mira que además
he procurado que casi todos tuvieran las manos manchadas de sangre y les he
insistido en que no se fíen de gobernadores ni de presidentes que nunca les
perdonarán todo lo que han hecho y les harán pagar hasta la última felonía.
Pero no ha servido para nada. En cuanto han tenido una oportunidad, han dicho
que iban por agua o que querían preparar una emboscada y se han pasado a los
enemigos.
Lo que en el fondo les
pasado a todos estos desgraciados es que apenas tenían cultura y no como yo que
aprendí caligrafía de la buena y de bastante me ha servido, lo mismo que las
cosas que aprendí de los romanos y de otra gente que antes existió. Que si
hubiesen sabido más cosas, se habrían dado cuenta de que el rey vive cómodo allá
en su tierra y somos nosotros, los verdaderos héroes, los que estamos haciendo
el trabajo y pasando las fatigas extraordinarias para que él se beneficie de
ello. Que eso también se lo dije en la carta. Que está empleando en empresas
germánicas, siempre ruinosas por cierto, todos los esfuerzos y tesoros de
Indias.
Y yo no estoy loco. Lo que
les pasa a esos fementidos vasallos es que les fastidia que yo, que soy de
mediana estatura, no muy bien tallado y cojo, sea más importante que todos
ellos juntos, que ya dice el lema de mi escudo que si pierdes todas las cosas,
acuérdate de conservar la fama y estoy seguro de que todas las generaciones
hablarán de mí como lo hacen de César o de Aníbal pero nadie tendrá una palabra
sobre los esclavos asquerosos que viven en la miseria de la traición y la vergüenza,
que yo sé muy bien que me tengo que condenar pero en el infierno no voy a estar
con gente bahuna sino con Alejandro Magno, con Julio César, con Pompeyo y con
otros príncipes del mundo. Que de otra manera se hubiera llevado este negocio
de las Indias si los que hubieran venido, supiesen al menos quienes eran estos
personajes. Y no tan incultos que el rey se aprovecha de ellos. Que si Dios ha
hecho el cielo para gente tan ruin, yo no quiero ir con ellos.
Por eso ya le dije al rey español que le
avisaba de que debe haber más justicia en esta tierra donde tiene tan buenos
vasallos aunque yo ya me he salido de su obediencia y me he desligado de esa
tierra para hacerle la mayor guerra que le pueden haber hecho nunca. Que es
necesario que haya un rey nuevo de todas la Indias y salga de aquí, de los
conquistadores y tiene que hacerse pronto para que haya una ley de la guerra y
no la que imponen los gramáticos. Y así los que vengan contra nosotros, que se
hagan cuenta de que vienen contra hombres muertos, como le dije también al
Provincial. Que yo seré rebelde hasta la muerte. Porque es la fuerza y la
guerra la que tiene que arreglar el mundo, que los pleitos son palabras de
maricones. Por eso cuando Adán, no había reyes sino que el que más podía, era
el que más valía. Y siempre vales más cuando tienes la lanza en la mano.
Y por eso estoy aquí ahora
de esta forma, yo solo contra todos. Pero no van a poder conmigo de ninguna
manera como no han podido hasta ahora. Ni van a poder tampoco después de mi
muerte que ya sé que querrán vengarse por su cobardía en mi hija y en mi cuerpo
pero les van a fallar sus previsiones, que María morirá por mis manos antes de
que le pongan encima las suyas asquerosas, que estos cabrones e hijos de puta
lo van a intentar, tal es el odio que les produce su impotencia. Lo de mi
cuerpo no me importa que yo estaré riendo a carcajadas y desde el infierno
sabré que soy mucho más que todos ellos juntos, porque yo soy un héroe de la
historia y del mundo entero. María va a morir en mis manos, con mi daga, que
ella vale también más que todos juntos y será mi última burla para con su
porquería.
Que Pedrarias me haya
abandonado significa una aparente victoria para estos perros rabiosos que están
ya ladrando a la puerta de mi refugio. Es el fin de mis hazañas en la tierra
pero mi fama les amargará su puñetera vida entera".
Este texto pudo ser su testamento apócrifo.
……………………Personaje polémico………………………………
Posiblemente
el personaje de la conquista de América del que más se ha escrito y más
opiniones y juicios de valor se han dado. Es protagonista obligado en novelas
clásicas (Pío Baroja, Valle Inclán o Ramón J. Sénder) y en obras de teatro o
cine.
Natural de la villa de
Oñate (Vizcaya), nació hacia 1512 y marchó a América para "valer
más." Allí se enroló en la expedición que había organizado otro vasco,
Pedro de Ursúa, en busca de El Dorado.
Antes había sido
desbravador de caballos, soldado, prófugo y estuvo condenado a muerte. En el
desarrollo de la expedición mató a Pedro de Ursúa, se desnaturalizó como
español, escribió una tremenda y dura carta al rey Felipe II ("Avísote,
rey español...) y eligió a Fernando de Guzmán como "Príncipe de Tierra
Firme, Perú y Chile", al que también asesinó.
Cercado por las tropas
españolas, con muy pocos fieles que quizá no huyeron por cobardía o por verse
implicados en todos los asesinatos, murió en Barquisimeto (Venezuela) el lunes
27 de octubre de 1561, en el asalto a la casa en que se había hecho fuerte y
después de matar a su propia hija para evitar que pudieran vengarse en ella
después de muerto.
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