PRIMERA HUELGA DOCUMENTADA EN LA HISTORIA, EN TIEMPOS DE RAMSÉS III, EN EGIPTO (14 NOVIEMBRE 1166 A.C.)

            Un papiro de la época del faraón Ramsés III, que reinó de 1184 a 1153, siglo XII a.C., es el testimonio más firme de cómo en ese período se produjo la primera huelga (hubo algunas más, al menos tres) que se conoce en toda la historia. La protagonizó la comunidad obrera encargada de construir las tumbas reales y de familias nobles. El motivo fue el retraso en recibir las raciones de alimento que, en una época en la que aun no existían pagos dinerarios, constituían la retribución por el trabajo.

Según se lee en ese llamado “Papiro de la Huelga” (conservado hoy en Turín, Italia) y en varios ostraca (trozos de cerámica con inscripciones) encontrados en Deir el-Medina, la huelga comenzó el día 10 del mes de Peret en el año 29 de Ramsés III (a la sazón de 62 años de edad, año 1166 a.C.). El escriba Amennajet (que pertenecía al equipo de trabajadores de la tumba) señala que era “año 29, segundo mes de la segunda estación, día 10. Este día el bando cruzó los cinco muros de la necrópolis, gritando: ‘¡Tenemos hambre!’ (...) y se sentaron a espaldas del templo de Tutmosis III en el límite de los campos cultivados”.
La narración transmitida cuenta que los trabajadores llevaban más de veinte días sin recibir el sustento porque el gobernador de Tebas y sus seguidores habían interceptado el envío.
Cuatro meses después, el conflicto se reavivó de nuevo por una demora, esta vez, de dieciocho días y, al reclamar, recibieron partidas insuficientes. Por esta razón interrumpieron el trabajo y se dirigieron al templo, donde presentaron sus quejas, exigiendo que el propio rey fuera informado y proclamando: ”tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes... hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, ¡que nos den nuestro sustento!”.

A pesar de la descripción pormenorizada que se conoce de la huelga, no se sabe cómo terminó todo. Algunos investigadores observan que, a partir de ese momento, comenzaron los robos en las tumbas, como señala un papiro en época posterior: “Año 16, día 22 del tercer mes de la estación de la inundación (...) Interrogatorio de los hombres que se encontraron violando las tumbas del Occidente de Tebas; acusación contra los cuales había sido formulada por Pwer’o, alcalde del Occidente de Tebas y Jefe de Policía adscrito a la gran y noble tumba de millones de años del faraón (...)”.
  Es posible que, al no mejorar la situación general de las siguientes generaciones de trabajadores, bajo los sucesores de Ramsés III, los artesanos se decidieran a saquear las tumbas y nadie mejor que ellos para la tarea, porque las habían construido. 

Para edificar estas construcciones los trabajadores eran reclutados de localidades del territorio egipcio, donde ya desempeñaban alguna función al servicio de las autoridades, y eran instalados en poblados junto al lugar de trabajo donde vivían con sus familias. Allí había albañiles, canteros, pintores, tallistas de relieves y escultores. Todo parece indicar que estos “hombres de la tumba" (como se les llamaba) disfrutaron de un mejor nivel de vida que sus contemporáneos.
            Gracias a los ostracas, al ser el papiro muy caro, que se han encontrado en el basurero de la ciudad, se dispone de mucha información sobre los detalles de su vida cotidiana, sus contratos, condiciones laborales, incluyendo descansos y horarios. Los escribas seguían de cerca los trabajos y registraban cualquier acontecimiento, el progreso diario de la obra, el material utilizado y hasta las ausencias al trabajo.