EL "TRAIDOR" BELLIDO DOLFOS MATA AL REY SANCHO JUNTO A ZAMORA (7 NOVIEMBRE 1072)

            Dos motivos hacen especialmente relevante este suceso. El primero, la enorme trascendencia que tuvo en la historia de nuestro país ya que se modificaron claves sustanciales para su devenir político, como, por ejemplo, la toma de la ciudad de Toledo por el rey Alfonso VI. La otra característica a destacar es su presencia relevante en la literatura española a través de los cantares de gesta y los romances que lo celebraron con bellas historias de paladines y héroes. 

            El origen de todo esto viene del reparto de su reino que, a su muerte, hizo el primer rey de Castilla y León, Fernando I (1035-1065) dividiéndolo de manera ilegal entre sus hijos. Al mayor, Sancho, le dejó Castilla; al segundo, Alfonso, León; y al más pequeño, García, Galicia; mientras que a sus dos hijas, Urraca y Elvira, les cedió Zamora y Toro respectivamente.
            El caso fue que Sancho no aceptó la división y, en cuanto lo creyó conveniente y tuvo oportunidad, tomó las armas contra sus hermanos para deshacer el entuerto que su padre había creado. Y, tras derrotar a Alfonso y a García, decidió cercar la ciudad de Zamora, en cuya situación fue muerto.
Y aquí empieza la leyenda. Esta asegura que lo mató un noble zamorano, Bellido Dolfos(también Vellido Dolfos o Vellido Adolfo), que salió de la ciudad hacia el campamento castellano y concertó una entrevista a solas con Sancho, con la excusa de que iba a desertar del bando de Doña Urraca y le mostraría una puerta de acceso a la ciudad. En un descuido y de forma alevosa, Dolfos atravesó «las espaldas» de Sancho con el venablo dorado del propio monarca. Las crónicas cuentan que El Cid, que era una especie de capitán general en el ejército de Alfonso, aun sin saber lo que había ocurrido, persiguió a Bellido sin conseguir darle alcance.

            El suceso pasó después a los cantares de gesta y a los romances:

¡Rey don Sancho, rey don Sancho!, 
no digas que no te aviso,
que de dentro de Zamora 
un alevoso ha salido;
Llamase Vellido Dolfos,   
hijo de Dolfos Vellido,
cuatro traiciones ha hecho,   
y con esta serán cinco.

          Sin embargo, los historiadores no están de acuerdo en bastantes aspectos de este acontecimiento. Mientras unos, tal vez los menos, opinan que está reflejado en las crónicas y que el grueso de lo que pasó está bastante probado, otros afirman que el rey fue abatido por un soldado anónimo que ni siquiera sabía que estaba cometiendo un regicidio. Lo único cierto es que desde el punto de vista estrictamente histórico, el rey Sancho murió en el transcurso del sitio de Zamora sin que se conozca de manera fehaciente la razón exacta de su muerte. De todas formas la muerte de Sancho II supuso un importante vuelco en la historia de España ya que Alfonso (eliminado por otra parte a su hermano García,  a quien invitó a comer, lo apresó y mantuvo toda su vida en un castillo) asumió la integridad del reino de su padre. Y fue entonces cuando, de acuerdo a otra leyenda, El Cid exigió a Alfonso que jurara que no había sido cómplice en la muerte de su hermano, lo que se llama tradicionalmente “la jura de santa Gadea”.

            De todas maneras todo este sucedido está cargado de tradición, autenticidad, dudas y leyenda. Tras muchos siglos en los que se creyó verdaderamente histórico y real y era la doctrina oficial, se pasó a una nueva versión de los hechos en la que se desmontaba la versión castellana y se consideraba especialmente leyenda todo el sucedido, incluyendo la existencia del personaje. Hoy, sin embargo hay un movimiento leonés que trata de rescatar para la historia parte del relato, recuperando la figura de Bellido Dolfos y que consideran un personaje real. 

          Por ello en estos últimos años este episodio es también un ejemplo más de cómo un mismo acontecimiento es interpretado de manera diferente, incluso contradictoria, según el punto desde el que se contempla. Mientras los castellanos lo consideraron traidor por haber asesinado a su rey valiéndose del engaño y la trampa, los leoneses lo estimaron un héroe porque arriesgó su vida para liberarles del asedio de un rey enemigo que trataba de invadir su reino. Y se quejan de cómo Castilla ha impuesto su punto de vista a lo largo de la historia haciendo que sólo circule su versión de los hechos, ahogando la cultura y el mundo leonés. Que León no es Castilla, aunque hayan marchado juntos (Fernando III, llamado el Santo, 1217-12529, fue el primer rey de Castilla y León de unificación definitiva), se aprecia en el nombre de la que se considera la puerta de la ciudad de Zamora por la que es tradición que entró Bellido Dolfos tras el magnicidio. De denominarse  como «Portillo de la Traición», el ayuntamiento ha invertido el punto de vista castellano por el leonés cambiándolo el año pasado por el de  «Portillo de la Lealtad» “con el fin de promover la actualización y la rehabilitación histórica de la figura de Bellido Dolfos, que no fue un traidor como reza la tradición castellana, sino una persona que fue elegida para atentar contra el rey por parte de quienes se oponían a su usurpación y a su tiranía. Dolfos, en realidad, se jugó la vida para salvar la ciudad de Zamora».