El día 3 de julio del año 1883 nació en Praga el muy famoso y señalado escritor Franz Kafka. Murió el 3 de junio de 1924. Era de origen judío, una circunstancia que afectó a la familia ya que sus tres hermanas fueron asesinadas en el Holocausto. Bilingüe del checo y del alemán por sus padres, se movió sobre todo dentro de la cultura alemana. Fue por tanto un escritor checo que escribió en alemán.
Después de haber intentado otros estudios, se doctoró en derecho; tuvo varias tentativas de matrimonio que no llegaron a cumplirse (sus biógrafos aseguran que el último año de su vida encontró en una mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza); y vivió una vida de administrativo en una empresa, lo que le permitió escasos beneficios económicos pero condiciones suficientes para poder dedicarse a la literatura. Ya desde joven tuvo mala salud.
Su obra, que no es muy extensa, es considerada como una de las más influyentes e innovadoras de la literatura universal en el siglo pasado. Junto a relatos breves, cuatro son sus novelas: El proceso; El castillo; América, y una más corta, La metamorfosis. Poco satisfecho de sus trabajos, sus escritos nos han llegado en contra de su voluntad expresa pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, lo que este afortunadamente no cumplió.
En realidad hasta 1912 no fue conocido como escritor. En 1917 se le diagnosticó una tuberculosis que le obligó a mantener frecuentes períodos de convalecencia, durante los cuales recibió el apoyo de su familia, en especial de su hermana Ottilie, con quien tenía mucho en común. Sin embargo la relación con su autoritario padre, que le influyó mucho en sus escritos, fue muy conflictiva y compleja. En la intimidad este nunca dejó de menospreciar a su hijo y hasta el año 1922 lo estuvo tiranizando. De ese conflicto y de sus insistentes reflexiones sobre él, el propio Kafka llegó a declarar que procedía toda su obra.
(Famosa es la carta que escribió a su padre con el intento de relajar algo el ambiente entre ellos. Publicada en 1952 con el título “Carta al padre”, nunca tuvo eficacia aunque después su amigo Max contó que en realidad no le llegó porque su madre lo impidió devolviéndosela. Con más de 45 páginas, empezaba así:
Querido padre: Hace poco tiempo me preguntaste por qué te tengo tanto miedo. Como siempre, no supe qué contestar, en parte por ese miedo que me provocas, y en parte porque son demasiados los detalles que lo fundamentan, muchos más de los que podría expresar cuando hablo).
Muy difícil es determinar el sentido de la obra de Kafka, que ha sido estudiada por multitud de expertos. En ella se refleja la existencia atribulada y angustiosa de sus personajes con un pesimismo irónico en el que muchas veces no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus protagonistas, designados frecuentemente con una inicial, son zarandeados y amenazados por instancias ocultas, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo. La desesperación y el sinsentido de que su obra esta impregnada son emblemáticos. Todo ello le han valido a fin de cuentas una posición privilegiada, excepcional, en la literatura contemporánea.
