El llamado “movimiento estudiantil de 1968” fue una acción reivindicativa social y plural que se produjo en Méjico y en la que participaron, además de estudiantes de las universidades, otros muchos grupos sociales, culturales y profesionales: profesores, intelectuales, obreros, amas de casa, etc. Fue reprimido de manera violenta y sangrienta en lo que ha dado en llamarse “La “matanza de Tlatelolco”, ocurrida el día 2 de octubre del año 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, en la ciudad de Méjico. La manifestación había sido convocada por el Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento.
La masacre estuvo precedida por meses de intranquilidad política en la capital mexicana, con demostraciones y protestas estudiantiles para apoyar los movimientos que sucedían en el mundo en esas fechas. Ese día unos 15.000 estudiantes de varias universidades marcharon por las calles de la ciudad, llevando claveles rojos y se congregaron en la céntrica plaza referida.
Al caer la tarde fuerzas paramilitares, policiales y del Ejército rodearon completamente la plaza y abrieron fuego, apuntando a las personas que protestaban y a las que pasaban en ese momento por el lugar. En breve una masa de cuerpos cubría toda la superficie de la plaza. La acción militar continuó durante la noche, incluso los soldados allanaron los edificios de apartamentos adyacentes a la plaza. Testigos de los hechos aseguran que los cuerpos fueron sacados en camiones de basura.
Nunca se ha logrado esclarecer la cantidad de muertos y de heridos que sufrieron el ataque. Algunas investigaciones apuntan a miles de personas pero la mayoría de las fuentes refieren entre 200 y 300 personas. Centenares resultaron heridas y varios miles arrestadas.
En octubre de 1997, 29 años después, el Congreso mexicano formó un comité para investigar lo sucedido. Este tomó testimonio a varios testigos y activistas políticos involucrados, incluyendo al expresidente de México Luís Echeverría Álvarez, que en aquella época era secretario de Gobernación. Echeverría admitió que los estudiantes estaban desarmados y también sugirió que la acción militar había sido planificada anticipadamente para destruir o debilitar el movimiento estudiantil.
