DÍA INTERNACIONAL DE LOS MONUMENTOS Y SITIOS (18 DE ABRIL)

A propuesta del ICOMOS, el 18 de abril fue designado por la UNESCO, en 1983, como el “Día Internacional de los Monumentos y Sitios”.  
            Esa conmemoración tiene como finalidad ofrecer una oportunidad para sensibilizar al público sobre el patrimonio mundial, su diversidad y los esfuerzos que se requieren para protegerlo y conservarlo, así como llamar la atención sobre su vulnerabilidad.
            Desde hace varios años, ICOMOS propone para cada uno un tema a destacar, lo que permite la celebración de actividades, conferencias, coloquios u otros eventos para crear conciencia sobre este patrimonio cultural. El tema para esta año 2010 es “El Patrimonio de la Agricultura”.

            ICOMOS es el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios Históricos-Artísticos. Su tarea fundamental es proveer al Comité del Patrimonio Mundial de la UNESCO  de evaluaciones de los sitios culturales propuestos para su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial. Para ello realiza estudios y elabora informes sobre el estado de conservación de los sitios a inscribir.
            Fundado el año 1965 en Varsovia (Polonia), tras la elaboración de la Carta Internacional sobre la Conservación y Restauración de los Monumentos y los Sitios Histórico-Artísticos, conocida como "Carta de Venecia”, ICOMOS es la única organización internacional no gubernamental que tiene como cometido promover la teoría, la metodología y la tecnología aplicada a la conservación, protección, realce y apreciación de los monumentos, los conjuntos y los referidos sitios.
            Sus miembros, casi 6.000 repartidos por 83 países, los son a título individual o institucional. Todos ellos, en razón de sus actividades profesionales, deben ser competentes en materia de conservación de monumentos, conjuntos o sitios históricos. Pueden ser arquitectos, historiadores del arte, arqueólogos, urbanistas, ingenieros, juristas, archiveros y bibliotecarios, o profesionales de la administración pública.
            Está organizado en una Asamblea General, órgano supremo que decide los programas, fija las orientaciones presupuestarias y supervisa  las actuaciones dirigidas al cumplimiento de los fines de la organización y un Comité Ejecutivo, elegido por la asamblea, que es  el encargado de la gestión de la organización,  con un presidente, vicepresidentes, un secretario general y un tesorero, que forman el Gabinete de dirección. Tiene su sede en París. (Allí está ubicado el Centro de Documentación que recopila, analiza y difunde la información sobre todos los métodos de conservación del patrimonio, fundamentalmente gracias a su base de datos bibliográficos.

            La Carta de Venecia, de la que una parte del preámbulo se incluye después, es la norma que establece los valores a salvaguardar y marca el sentido de toda esta tarea de recuperación y mantenimiento del patrimonio monumental y las creaciones culturales, incluidas las espirituales o inmateriales como la música o las costumbres.
            El preámbulo se inicia así: "Cargadas de un mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguarda. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad.
Por lo tanto, es esencial que los principios que deben presidir la conservación y la restauración de los monumentos sean establecidos de común y formulados en un plan internacional dejando que cada nación cuide de asegurar su aplicación en el marco de su propia cultura y de sus tradiciones.

            El tema para esta año 2010 es “El Patrimonio de la Agricultura”, que incluye el tratamiento de los bienes culturales relacionados con la actividad agrícola y ganadera en la actual teoría y práctica de la conservación del patrimonio, examinando para ello las experiencias internacionales más destacadas en este marco. Estos esfuerzos internacionales para implementar y establecer los valores del patrimonio agrícola surgen de la necesidad de valorar y proteger todos los bienes culturales y naturales significativos generados por la actividad agraria a lo largo de la historia (cortijos, huertas, molinos, bancales, cultivos, acequias, pozos, cañadas, fiestas, gastronomía, razas autóctonas, paisajes…).