APROBACIÓN DE LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS (4 JULIO 1776)

            El origen de los Estados Unidos está en los colonos que iban llegando al otro lado del Atlántico y que, desde principios del siglo XVII, empezaron a formar poblaciones estables. Éstos eran originariamente ingleses pero poco a poco se fueron incorporando escoceses, irlandeses, alemanes, flamencos, suecos o franceses.
            Diversas fueron las razones que empujaron a estos emigrantes. La oportunidad de alcanzar, si no la prosperidad, al menos la independencia económica en una tierra abundante fue la más frecuente pero también llegaron miembros de organizaciones religiosas que estaban siendo perseguidas en Europa, como los cuáqueros o católicos en Inglaterra o los hugonotes franceses (protestantes calvinistas).

            Con estas migraciones los ingleses formaron hasta trece colonias que estaban en la costa atlántica de América del Norte. Unas fueron fundadas directamente por la Corona o explotadas por empresas que comerciaban con productos tropicales; otras nacieron tras el establecimiento de colonos exiliados de la metrópoli. Aunque sujetas al dominio inglés, que nombraba a los gobernadores, todas gozaban de un grado aceptable de libertad reconocido por la metrópoli ya que en realidad éstos debían gobernar conjuntamente con las asambleas o parlamentos de cada colonia, lo que les garantizaba su autonomía. Londres estaba demasiado lejos y los colonos tenían un espíritu muy independiente. El voto estaba restringido a los terratenientes varones blancos, pero la mayoría de los hombres blancos tenían propiedades suficientes para votar.

            Pero, a pesar de la diversidad de procedencia de los que llegaban, Inglaterra siempre trató de mantener el dominio sobre estos territorios, lo que provocó varias guerras con Francia, que controlaba Canadá y otros territorios, y que terminaron con la firma del Tratado de París en 1763, que amplió considerablemente los dominios ingleses.    
            Fueron precisamente estas guerras las que provocaron el proceso que acabó con la independencia. Inglaterra, que había gastado fuertes sumas de dinero para defender las colonias americanas, pretendía que fuesen los  colonos los que pagasen esos gastos y para ello estableció, entre otros varios más, un impuesto del timbre (“Ley de las estampillas”), sello que tenían que llevar los documentos jurídicos y un impuesto sobre el té, que acabarían desencadenando la revolución.

            En 1765, representantes de nueve colonias se reunieron como "Congreso sobre la Ley de Estampillas" y protestaron contra el nuevo impuesto. Los comerciantes se negaron a vender productos británicos, los distribuidores de estampillas se vieron amenazados por la muchedumbre enardecida y la mayoría sencillamente se negó a comprarlas. Inglaterra se vio forzada a anularlo mientras en el puerto de Boston un buque cargado de té fue saqueado por colonos disfrazados de pieles rojas.  
            Tras declarar el parlamento inglés las llamadas “Leyes intolerables” y enviar numerosos soldados a América, en 1775 se inició la guerra de la independencia (en la que intervinieron España y Francia a favor de los sublevados) y que, tras la batalla de Saratoga, acabó con la derrota de los ingleses.

            El 4 de julio de 1776 representantes de las Trece Colonias redactan su  Declaración de la Independencia, constituyendo los Estados Unidos de América, primera nación independiente del continente. Finalmente, en 1783 por el Tratado de París, Inglaterra se ve obligada a reconocer dicha independencia.

Primero y último párrafos de Declaración:



Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro, y tomar entre las naciones de la Tierra el puesto separado e igual al que las leyes de la naturaleza y del Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto a las juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación............

...............Por tanto, nosotros, los Representantes de los Estados Unidos, reunidos en Congreso General, apelando al Juez supremo del Universo, por la rectitud de nuestras intenciones, y en el nombre y con la autoridad del pueblo de estas colonias, publicamos y declaramos lo presente: que estas colonias son, y por derecho deben ser, estados libres e independientes; que están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona británica: que toda conexión política entre ellas y el estado de la Gran Bretaña, es y debe ser totalmente disuelta, y que como estados libres e independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concluir la paz, contraer alianzas, establecer comercio y hacer todos los otros actos que los estados independientes pueden por derecho efectuar. Así que, para sostener esta declaración con una firme confianza en la protección divina, nosotros empeñamos mutuamente nuestras vidas, nuestras fortunas y nuestro sagrado honor.