SE SUPRIMEN LAS CARTILLAS DE RACIONAMIENTO (1 JUNIO 1952)

Tras la Guerra Civil española, ante la carencia extrema de alimentos y la extensión del hambre entre la población, el nuevo Estado crea el día 14 de Mayo de 1939 las llamadas “cartillas de racionamiento”, unos documentos que daban derecho a adquirir los productos proporcionados semanalmente por una entidad oficial creada al efecto, la Comisaría de la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes (conocida popularmente como Comisaría de Abastos) Las cartillas (que podían ser de 1ª, 2ª o 3ª categoría, según el nivel social, el estado de salud y el tipo de trabajo del cabeza de familia) eran un talonario formado por varios cupones, en la que se hacía constar la cantidad y el tipo de mercancía. Prescindiendo de las anomalías de su distribución y de cómo se favorecían determinadas situaciones, las raciones de pan, por ejemplo, de acuerdo con la categoría de las cartillas de racionamiento eran: Cartillas de 1ª Categoría: 100 gramos; Cartillas de 2ª Categoría: 150 gramos; Cartillas de 3ª Categoría: 200 gramos. Los alimentos se podían adquirir durante un determinado período de tiempo en establecimientos sujetos al control de la Administración. Los productos que se entregaban eran básicamente: garbanzos, boniatos, bacalao, aceite, azúcar y tocino; de vez en cuando aparecían café, chocolate (de algarrobo), membrillo o jabón. Rara vez se repartía carne, leche o huevos, que sólo se encontraban en el mercado negro. Como era de prever en una situación así de tanta necesidad, en muchos casos de supervivencia, la gente buscaba caminos y fórmulas para salvar su situación. Como cuentan las crónicas de la época, muchas personas borraban los sellos que reflejaban la entrega de los alimentos preceptivos, por ejemplo, con miga de pan y mandaban a las niñas más pequeñas otra vez a la cola a por más comida. En los pueblos, en las casas en las que se podía, se hacía pan por la noche para evitar a los agentes de la Fiscalía, pero, si al día siguiente lo encontraban por el olor, lo decomisaban. Los funcionarios adscritos a esta tarea eran bautizados popularmente como «los de abastos». Cuando «los de abastos» llegaban a las aldeas, los campesinos escondían los sacos de legumbres en los tejados, conducían los cerdos al monte y no faltó quien construyó una doble pared en su casa para ocultar fardos de trigo y harina. Un alimento que se convirtió en símbolo de la época fueron las cáscaras de las naranjas consideradas en algunos casos como un manjar exquisito. Las matanzas estaban prohibidas salvo autorización expresa y el nuevo Estado precintó todos los molinos. Junto a la astucia de los ciudadanos, el sistema produjo un sistema de mercado negro, llamado estraperlo. Como cuentan todas las enciclopedias, este término -que ha quedado como sinónimo de chanchullo, intriga o negocio fraudulento, representa todo comercio ilegal y se utiliza como sinónimo de mercado negro- tiene un origen curioso. Tres empresarios, Strauss, Perel y Lowann (ésta última esposa del primero) con el objetivo de que se autorizara la instalación de una ruleta, de marca “Straperlo” (acrónimo derivado de sus apellidos), en el Casino de San Sebastián sobornaron en 1934 a altos cargos del Gobierno, del partido Radical, en aquel momento en coalición con la CEDA de José Mª Gil Robles. Lo peor fue que era fraudulento pues la rueda se controlaba mediante un botón, y por lo tanto la banca ganaba siempre que lo deseaba. Hubo que prohibirlo y el escándalo supuso el derrumbe de ese partido. A partir de este escándalo la palabra estraperlo se generalizó con ese significado y con el mismo está admitida por la Diccionario de la Real Academia. Quien practica el estraperlo se llama estraperlista. En la posguerra se denominó así al comercio ilegal (mercado negro) de los artículos intervenidos por el Estado o sujetos a racionamiento. El estraperlo generó una nueva clase social que se hizo de oro en escaso tiempo, (origen de bastantes fortunas actuales) y una situación en la que sólo los que tenían riquezas e influencias podían vivir adecuadamente. La vigencia de las cartillas duró hasta el mes de Junio de 1953, quedando suprimido, según unas fuentes, el día 1 y, según otras, el 15. Para la importancia del asunto, un detalle de escaso interés.