CONQUISTA DE TOLEDO POR ALFONSO VI (25 MAYO 1085)

El día 25 de Mayo de 1085, el rey de Castilla y León Alfonso VI hizo su entrada en la ciudad de Toledo después de que el 6 de ese mismo mes se hubiese rendido tras un duro cerco de cuatro años. En el cambio de siglo, en torno al año 1000, Córdoba, junto con Toledo, eran las ciudades más representativas de toda la península ibérica en el mundo. La primera por albergar al califato y la segunda por haber sido capital del reino visigodo desde 553 en que fue designada como tal por el rey Atanagildo. Durante ese período Como capital Toledo fue la sede de los acontecimientos más trascendentales y señalados, entre ellos los famosos concilios que determinaron la vida religiosa y cultural de la época. En ese sentido representaba “para muchos cristianos la perdida unión de los pueblos de Hispania”. Cuando Alfonso VI la conquistó, pasó a titularse “emperador de toda Hispania”. La caída de Toledo significó tanto para los musulmanes que dos de sus taifas más importantes, Mutámid de Sevilla y Motawakkil de Badajoz, pidieron a los almorávides (un movimiento integrado por monjes-soldados salidos de grupos nómadas provenientes del Sáhara que hacían una interpretación rigorista del Islam y unificaron bajo su dominio grandes extensiones en el occidente del mundo musulmán formando un imperio) que acudieran en su auxilio. Famosa fue la batalla junto a Badajoz en la que con el redoblar de miles de extraños tambores obtuvieron una significativa victoria sobre los cristianos. La presión de los almorávides recortó los territorios conquistados por los cristianos pero la ciudad de Toledo ya nunca pasó a ser territorio musulmán.