MUERTE DE PEPE-HILLO (11 MAYO 1801)

José Delgado Guerra, más conocido por el alias de Pepe-Hillo, había nacido en Sevilla el día 14 de Marzo de 1754 y su presencia en la historia, dentro del mundo taurino, se debe a dos valores y méritos de que gozó en alto grado.

 Uno de ellos, el más singular, es que fue uno de los primeros, o el primero según otro punto de vista, que fijaron por escrito las reglas del toreo a pie. Efectivamente, en el año 1796 se publicó en Cádiz un libro que se titulaba: “La Tauromaquia o arte de torear. Obra utilísima para los toreros de profesión, para los aficionados y toda clase de sujetos que gusten de toros”. El texto era una breve obra en cuya portada figuraba el propio José Delgado con un toro muerto a sus pies y, aunque el torero sólo sabía poner su nombre y con mala caligrafía, nadie dudó de que había sido su inspirador y él lo había dictado. Los expertos atribuyen la autoría material del libro a un extraordinario aficionado muy amigo suyo José de la Tixera. (Es curioso el uso del término tauromaquia ya que “maquia” proviene de una palabra griega que significa combate o batalla. La tauromaquia se refiere a las reglas para matar al toro pero no de cualquier manera sino mediante la lidia, que es pelea).

En lo que no están de acuerdo algunos comentaristas es en que en efecto él haya sido el primero tal como dice en la introducción: “No hay duda que en un tiempo en que está en su punto la afición de los Toros y tan adelantado el arte de torear, hacía falta una obrilla que demostrara sus reglas, realizara sus suertes... Este motivo y el conocer que no obstante de estar en un siglo tan fino, que se escribe hasta de las Castañuelas, no ha habido uno siquiera... en ser el primero que salga a lucir sus pensamientos e ideas tauromáticas, fundadas en la sabia experiencia, que es la madre legítima de sus conocimientos...”. Desde el siglo XVII ya había “reglas para torear” y, aunque se refieren al toreo a caballo, hacen algunas referencias al de a pie.

La otra gran cualidad de Pepe-Hillo es la de formar parte de la estela más brillante de los toreros que ha habido en la historia. De estilo frágil y sensual, adornó su toreo con toda clase de suertes y filigranas de acuerdo a un estilo que se ha conocido como escuela sevillana. Discípulo de Costillares (a quien se considera el creador de la corrida de toros moderna, entre otros motivos, por haber organizado las cuadrillas de toreros, convirtiendo al matador en el director de la lidia; establecer los tercios de la lidia; o modificar el traje de torear estableciendo la chaquetilla bordada con galones de oro para los maestros y de plata para los subalternos), mantuvo una reconocida rivalidad con Pedro Romero (otro gran torero sevillano de altísimo nivel y que tenía un especial talento para ejecutar la muerte hasta el punto de que sus contemporáneos le llamaban El Infalible) que se piensa ganó este último. Sin embargo, fue ídolo del público y lució su gallardía y seducción en los salones de la aristocracia que lo trataba como a un igual.

El 11 de mayo de 1801, en la plaza de Madrid cuando entraba a matar al séptimo toro, llamado Barbudo, éste le derribó y enganchó en el suelo, imagen inmortalizada en la serie La Tauromaquia de Goya y relatada de forma minuciosa por José de la Tixera. Según su narración, el toro, de Peñaranda de Bracamonte, enganchó al diestro con el pitón derecho «por el cañón izquierdo de los calzones y le tiró por encima de la espaldilla al suelo, cayendo boca arriba. A continuación le acometió de nuevo, levantándole y campaneándole, todo con el mismo cuerno, y así, en distintas posiciones, le tuvo más de un minuto». Por la extrema crudeza y brutalidad de la escena, su cogida y muerte dejó una impresión muy fuerte y duradera.

La segunda parte de la cogida fue representada en otros dos grabados inéditos de Goya de la serie citada. Su fidelidad y exactitud documental, unido al hecho de que representasen la imagen de la cogida en momentos distintos, hace pensar a algunos críticos que Goya fue testigo presencial en la plaza. (Existe una edición de la obra de Pepe-Hillo en la Biblioteca de la Cultura Andaluza, nº 5, comentada por Manuel Chaves, de donde se han tomado bastantes de los datos aquí ofrecidos)