“A
las seis y media del día 25 de marzo del año 1808, en Almendralejo (Badajoz) a
donde se dirigen sus padres con el regimiento de caballería…” nace José de
Espronceda y Delgado, el que más tarde sería uno de los poetas españoles más
populares. Y no es que su obra sea, por su cantidad y su calidad, de
excepcional importancia que sin duda la tuvo y así está recogido en la Historia
de la Literatura, sino sobre todo por el renombre de algunos de sus poemas.
Pocos serán los que no han oído o recitado “La canción del Pirata” o “El canto
del cosaco”.
La vida de José de Espronceda solo
puede entenderse en relación con los
acontecimientos políticos de su época, la de Fernando VII, llamado el rey
Felón, y los bandazos que este dio, prohibiendo la Constitución de Cádiz y
persiguiendo a sus responsables, aceptando después esa misma constitución (en
el llamado trienio liberal de 1820 a 1823) y volviendo al absolutismo ya hasta
su muerte.
Instalado en Madrid con su familia,
a los quince años creó con sus amigos una sociedad secreta a la que llamaron
los Numantinos (1823-1825), según decían, para vengar la muerte de Rafael del
Riego (que había encabezado una insurrección contra Fernando VII para que
volviera a implantar la Constitución de 1812 y luego ejecutado en Diciembre de
1923). Denunciado por sus actividades intelectuales en 1825, fue desterrado a
un monasterio de Guadalajara durante cinco años.
En su condición de exiliado liberal
viajó por Alemania, Bélgica, los Países Bajos, Francia e Inglaterra, donde se
enamoró de Teresa Mancha, hija del coronel liberal emigrado Epifanio Mancha. Poco
después, tras casarse ella por orden de su padre con un comerciante,
coincidieron ambos en París y de allí, en lo que algunos han llamado “el rapto
de Teresa”, regresaron a España, junto con otros liberales, gracias a la
amnistía declarada tras la muerte de Fernando VII, en 1833. En 1838 Teresa se
apartó de Espronceda y poco después murió.
A partir de aquí Espronceda se
dedicó a la política y al periodismo, siendo elegido parlamentario ante las
Cortes Generales por el Partido Progresista en 1842.
Murió a los treinta y cuatro años de
garrotillo (difteria) en ese mismo año de 1842, cuando se iba a casar con
Bernarda de Berruete.
Durante su estancia en el
monasterio, y alentado por su maestro, el erudito y poeta sevillano Alberto
Lista, comenzó a escribir el poema histórico El Pelayo en octavas reales, que
dejó inacabado. Más tarde escribió la novela histórica Sancho Saldaña o el
castellano de Cuéllar. En 1840, un tomo de Poesías que tuvo gran éxito y
repercusión. Los temas de esta compilación son el placer, la libertad, el amor,
el desengaño, la muerte, la patria, la tristeza, la duda, la protesta social,
etc.
Se considera a Espronceda el poeta
romántico español por excelencia, sobre todo en sus dos poemas narrativos más
extensos: “El estudiante de Salamanca”, sobre el seductor donjuanesco, que se
puede considerar como un acabado exponente del género romántico, considerado el
mejor poema en su género del siglo XIX, y el incompleto “El Diablo Mundo”,
heterogéneo poema filosófico en donde describe al hombre como un ser de
inocencia natural que sufre la realidad social y sus maldades y en el que se
incluye el famoso «Canto a Teresa», dedicado a Teresa Mancha, una de las más
grandes elegías amorosas.
También escribió gran cantidad de poemas cortos que
denominó 'Canciones', de entre los que destaca como el más conocido la «Canción
del pirata»; también figuran «A Jarifa en una orgía», «El verdugo», «El
mendigo», «El reo de muerte» o «Canción del cosaco». Todos estos poemas se
inspiran en personajes marginados o excluidos de la sociedad, con lo que por
primera vez aparece claramente formulado el tema social en la lírica española.
Es también digno de mención el poema «Desesperación», obra que toma un tono
catastrófico y gris, característico, de algún modo, de la obra del poeta
extremeño.
