MUERE WASHINGTON IRVING, AUTOR DE LOS "CUENTOS DE LA ALHAMBRA" (28 NOVIEMBRE 1859)

Nacido en Nueva York el 3 de abril de 1783, Washington Irving dejó una huella altamente encantadora y fascinante en España con las narraciones alrededor de La Alhambra granadina y la defensa de su patrimonio y su valor histórico y artístico. Los “Cuentos de la Alhambra”, llenos de magia y misterio, aún se siguen leyendo como el primer día.
            Washington Irving, que desde pequeño tuvo un gran interés y amor por la lectura, estudió sin embargo derecho aunque luego apenas lo ejerció. Viajó por varios países de Europa y, tras colaborar con la prensa y publicar algunos de sus cuentos más conocidos como “La leyenda del hombre sin cabeza” (llevada al cine), fue llamado por el embajador de su país en España a que viniera para estudiar documentos relativos al descubrimiento de América.
Aquí permaneció mucho tiempo (acabó siendo nombrado embajador) lo que le llevó a conocer profundamente la historia y la literatura española. Se identificó de tal modo con nuestro espíritu, que llegó a ser un hispanista de la más alta calidad, y seguramente el primero en la historia de su país.
Murió rodeado de su familia el 28 de noviembre de 1859 y su ciudad de Nueva York se volcó en su despedida. Dicen las crónicas que 150 carruajes en procesión fúnebre y más de 1.000 personas esperaron su último paso.
Washington Irving fue el primer norteamericano en alcanzar la celebridad como escritor profesional y por eso numerosas calles y ciudades de los Estados Unidos llevan su nombre. Su residencia es museo y casa histórica.

Las Leyendas de la Alhambra (1832, aunque añadió algunos capítulos en 1857) están inspiradas en cuentos, tradiciones y relatos populares. Como estudioso de la historia y el folklore, el escritor norteamericano se quedó impresionado de la riqueza de leyendas antiguas, en especial de La Alhambra, lugar donde vivió, y con cuyo material elaboró su libro.
Escribe así historias como la del astrólogo árabe que contribuyó con su magia a derrotar a los ejércitos enemigos; la de las tres hermosas princesas encerradas en una torre para que no se enamoraran; la del peregrino del amor también encerrado en una torre por su celoso padre; la del legado del moro que nos habla de un fabuloso tesoro encontrado por un aguador; la de la Rosa de la Alhambra en que se nos muestra un laúd maravilloso capaz de curar la melancolía del rey. Al mismo tiempo describe la realidad que vive el autor, la Granada de la época, sus calles, sus gentes, sus costumbres, etc.