DÍA INTERNACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DE LA EXPLOTACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE EN LA GUERRA Y LOS CONFLICTOS ARMADOS (6 DE NOVIEMBRE)

       Para este Día, las Naciones Unidas emiten en sus páginas de Internet el siguiente documento: 
      «Con ocasión de este Día Internacional, reconozcamos las consecuencias de amplio alcance y a largo plazo de infringir daños en el medio ambiente, tanto en tiempos de paz como de guerra. Y reafirmemos nuestro firme compromiso con la gestión sostenible de los recursos naturales como un elemento crítico de una paz y una seguridad duraderas». Secretario General Ban Ki-moon (Mensaje con ocasión del Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la guerra y los conflictos armados). 6 de noviembre de 2011.
      El 5 de noviembre de 2001, la Asamblea General declaró el Día Internacional para la prevención de la explotación del medio ambiente en la guerra y los conflictos armados, el cual se celebrará el 6 de noviembre de cada año.
       Aunque la humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de soldados y civiles muertos y heridos, ciudades y medios de vida destruidos, con frecuencia el medio ambiente ha sido la víctima olvidada. Los pozos de agua han sido contaminados, los cultivos quemados, los bosques talados, los suelos envenenados y los animales sacrificados para obtener una ventaja militar.
       Además, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señala que en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido alguna relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por ser considerados de «mucho valor», como madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, como por ser escasos, por ejemplo, la tierra fértil y el agua. Cuando se trata de conflictos relativos a los recursos naturales se duplica el riesgo de recaer en el conflicto.
      Las Naciones Unidas concede gran importancia a garantizar que la actuación sobre el medio ambiente es parte de la prevención de conflictos, del mantenimiento de la paz y de las estrategias de consolidación de la paz, porque no puede haber paz duradera si los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos.
      Como ilustración se puede señalar cómo la franja de 248 kilómetros que separa Corea del Norte de Corea del Sur, fuertemente vigilada por militares de uno y otro país y por donde desde hace 60 años no ha pisado ningún ser humano, se ha convertido en una reserva natural con 2.700 especies viviendo en libertad. Por contradictorio y paradójico que parezca, lo peor que le puede ocurrir a este oasis ecológico es que, firmada la reconciliación de ambos países, unos y otros empezaran a transitar por la zona.