El Hipódromo de Ascot es un circuito inglés de carreras de caballos,
localizado en la pequeña ciudad del mismo nombre, en el condado de Berkshire,
al oeste de Londres. Utilizado solo para caballos de la máxima categoría
deportiva, en él se celebran algunas de las que forman el circuito de las
treinta y dos carreras anuales más importantes del Reino Unido.
Incluso para mucha gente esas carreras han conseguido
ser consideradas como el evento deportivo relacionado con la hípica más señalado
y sobresaliente de cuantos existen en el mundo.
Toda la actividad está estrechamente
ligada a la familia real inglesa por ser la propietaria del hipódromo y por la
cercanía con el palacio de Windsor.
Sin embargo
a lo largo del tiempo el aspecto deportivo, de altísimo nivel que aún conserva,
ha ido perdiendo terreno entre la opinión común no especializada mientras
ganaba espacio y prestigio lo que convencionalmente se llama la vida de
sociedad. Todo ha venido del uso obligado de sombrero por parte de los
asistentes, lo que ha convertido a esta prenda de vestir en la protagonista
indiscutible en el público que asiste. Como “desfile de sombreros” se denominan
estos acontecimientos casi más o, al menos, tan sociales como deportivos.
El origen de
esa tradición viene de que no se consideraba respetuoso tener la cabeza
descubierta en la presencia del monarca y, como los reyes siempre acudían a
estas carreras, esa cortesía obligada se fue haciendo ley, norma y, al final,
atractivo definitorio de estas carreras.
Los sombreros van desde lo exquisito hasta lo excéntrico.
Como una de las pocas ocasiones sociales que requieren a las damas usar
sombreros, los amantes de la moda en los últimos años han elevado las
expectativas con diseños escultóricos que más bien son obras de arte colocadas
sobre la cabeza de las señoras que acuden.
(Cuando
llegan estas festividades se pueden observar en cualquier medio de comunicación
una amplio alarde de dichos modelos exclusivos).